Ashtanga Yoga de Patanjali

Pantanjali, autor de la gran obra Yoga Sutra, es el máximo exponente de la forma de pensamiento filosófico “Yoga Darshana” (escuela de pensamiento yóguico) o Yoga Clásico, a través del cual presenta los componentes del Yoga en 8 pasos: Ashtanga Yoga. No confundir con “Ashtanga Vinyasa” de Pattabi Jois, un estilo o linaje derivado del Hatha Yoga. El método que sintetizó o recopiló Patanjali está asociado al estilo del Raja Yoga. De hecho, Ashtanga Yoga o Raja Yoga, ambos se refieren al método clásico y pensamiento filosófico de la escuela de Patanjali.

El orden de presentación de estos 8 pasos va desde la relación exterior hacia la relación interior, a través de un proceso de profunda introspección. Sin embargo, no es un proceso necesariamente lineal. Patanjali no da indicaciones específicas al respecto.

“No hay reglas ni recorridos establecidos de antemano. El practicante debe adoptar el recorrido que más le convenga para alcanzar el estado de Yoga descrito en YS-I.2 (yogash citta vrtti nirodhah; traducido del sánscrito: “Yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente”). Todo se desarrolla simultáneamente a medida que el individuo progresa” (TKV Desikatchar).

Los 8 pasos son:

Yamas

Trata sobre nuestras actitudes respecto a lo que nos rodea. Aborda las reglas morales y éticas de nuestra relación con nuestro entorno exterior. Está vinculado al concepto de “autorrestricción”.

Los 5 yamas son:

  • Ahimsa: principio de respeto. Se traduce como “no violencia” y se aplica en su sentido amplio, a todas las relaciones y circunstancias de la vida. Implica la práctica cotidiana de la amabilidad y la compasión, con criterio universal, también hacia uno mismo y su cuerpo.
  • Satya: principio de verdad. Se traduce como “no mentir” o “no engañar”. Implica vivir desde la honestidad, la sinceridad y la autenticidad. Es el ejercicio de la comunicación asertiva.
  • Asteya: principio de aceptación o conformidad. Se traduce como “no robar”. Representa el ejercicio activo de abandono de la codicia y del deseo de apropiarse de lo que no nos pertenece. Es el triunfo de la cooperación frente a la competición. El reconocimiento ajeno frente al egocentrismo.
  • Brahmacharya: se traduce como “castidad” o “restricción del deseo sexual” derivado de un contexto histórico-cultural distinto al nuestro, pero esencialmente se refiere al principio de moderación de nuestros actos, en todos los ámbitos de la vida, de las relaciones y de las tendencias compulsivas de alimentación y satisfacción de los deseos. Evitando excesos, trabajando el autocontrol y procurando no despilfarrar, se pone en práctica el valor de Brahmacharya.
  • Aparigraha: principio de austeridad o suficiencia. Es la actitud de “no acaparar” o coleccionar de forma compulsiva. Es el desapego por las cosas materiales, malentendidas como elementos que nos aportan seguridad o felicidad, más allá de lo meramente funcional o práctico. Implica la capacidad de discernir entre lo que queremos o deseamos y lo que realmente necesitamos.

Niyamas

Trata sobre nuestras actitudes hacia nosotros mismos. Aborda las observancias, criterios y principios necesarios para la creación de condiciones personales saludables y equilibradas, abordando así la relación con nuestro entorno interior. Está vinculado al concepto de “autodisciplina”.

Los 5 niyamas son:

  • Saucha: actitud de pureza. Implica el cuidado y la higiene personal (por consiguiente, también la ambiental), a todos los niveles, especialmente en el fondo, pero también en la forma. Engloba toda forma de pureza: física, emocional y mental. Representa el empeño por comprender y gestionar adecuadamente resentimientos, envidias, vanidades, miedos, pesimismos… y toda emoción o pensamiento “impuro” o “residual” que nos impide conectar con nuestra esencia.
  • Santosha: actitud de satisfacción. Es el modo optimista de mirar la vida, de sacarle todo su provecho, de ver siempre la botella medio llena. Implica aprender a descubrir todo lo bueno que nos sucede y a aceptarlo con el corazón sereno. Es aceptación en su sentido profundo (no es resignación). Supone aprender a fluir con las circunstancias, saber adaptarse y apreciar (amar) lo que se hace, lo que se tiene y lo que se es. Es el cultivo de la “alegría interior”.
  • Tapas: actitud de autodisciplina y fuerza de voluntad. También implica austeridad entendida como el esfuerzo de renuncia hacia todo aquello que no necesitamos o que entendemos que nos perjudica (hábitos insalubres). Está relacionado con la regulación de la autocomplacencia, vinculado también a la cultura del esfuerzo, de la perseverancia y del compromiso. Implica el cultivo del interés por la vida, de la motivación y de la acción, de forma coherente y consecuente.
  • Svadhyaya: es el ejercicio del autoconocimiento, querer descubrir “quién soy”, “por qué soy como soy”, “qué es lo que busco”, etc. Es la actitud gracias a la cual nos hacemos preguntas, estudiamos las cosas, buscamos respuestas y obtenemos conocimiento y comprensión. Implica actitud introspectiva y mente abierta. También es extrapolable a la adquisición de conocimiento a todos los niveles. Es la base fundamental de la actitud filosófica y del crecimiento personal. Sin esa base, dicho crecimiento es imposible.
  • Ishvara Pranidhana: es la actitud de devoción y entrega, antítesis del egocentrismo. Implica desapegarse de uno mismo como centro del universo, para conectar con principios constitutivos superiores. Tiene una profunda connotación espiritual (que no religiosa), ya que supone trascender el ego para poder llegar a reconocer y entender el misterio y la magia de la vida… ¿Soy yo el centro de todo o hay algo más? Y si lo hay, ¿qué relación tenemos? ¿Cómo nos reconocemos?

 

Asanas

Trata sobre la práctica de ejercicio físico, de un modo adecuado y correcto.

Asana es firmeza [estabilidad] y comodidad [confort]”. Es decir, asana es una forma de ejercicio físico o acción postural, que consiste en ser mantenida o vivida en toda su plenitud, de forma estable y firme, a la par que cómoda y confortable. (YS, II.46)

Es importante promover la acción (sin agitación) dentro de un estado de atención plena (sin tensión), así como un estado de relajación despierta (sin embotamiento, pesadez o abandono). Estas cualidades se irán desarrollando a través del reconocimiento y la observación de las reacciones del cuerpo y de la respiración, para poder superarlas a través de la relajación del esfuerzo (YS-II.47) o “relajación diferencial”. Esto consiste en aprender a regular es esfuerzo justo y adecuado para estabilizar los sentidos y las reacciones mentales.

A través de la práctica constante e inteligente (conjugando adecuadamente capacidades y limitaciones; escogiendo y combinando asanas apropiadamente), podemos llegar a conocer esas reacciones con mayor profundidad y relacionarnos con ellas de un modo más armonioso. Cuando seguimos estos principios correctamente, la práctica de asanas ayudará al practicante a soportar e incluso minimizar el efecto de las influencias exteriores sobre el cuerpo, todo aquello que hemos ido somatizando a través de nuestra interpretación dual del entorno: una cosa y su contraria, el conflicto de los opuestos. “A través de la práctica de asanas, se evita la obstrucción ocasionada por la interacción de los contrarios. Los pares de opuestos dejan de tener impacto.” (YS-II.48).

Existen muchos tipos de asanas y de diversa clasificación, atendiendo a diferentes criterios. Es importante analizar y conocer todos los fundamentos teóricos, simbólicos y didácticos del asana para su correcta aplicación práctica, pero es justamente en este aspecto práctico donde reside su verdadera riqueza; y justamente también, es de la experiencia práctica de donde se extrae el verdadero conocimiento profundo del asana.

Debido a su buena accesibilidad, puede resultar más cómodo iniciarse en el Yoga a través de las asanas que a través de la transformación voluntariosa de nuestras actitudes. Esto se debe, en parte, a que la mente es a menudo más sugestionable a través del cuerpo y de sus modificaciones físico-fisiológico-energéticas que a través de la propia mente. El cuerpo y la respiración funcionan muy bien como “puerta trasera” de la mente, donde no tiene puestas tantas barreras y resulta más fácil entrar en ella. A la mente le cuesta mucho cambiar y se resiste más cuanto mayor es el cambio propuesto. La mente está más abierta a atender los nuevos mensajes sensoriales y propioceptivos que se van instalando poco a poco por la puerta de atrás, que las grandes propuestas que quieren acceder a ella por la puerta principal. Justamente ahí es donde tiene colocadas todos los mecanismos de alerta con los que protege su espacio de confort y seguridad (autodefensa del ego).

Pranayama

Trata sobre la práctica de ejercicios respiratorios, de tal modo que permiten sensibilizar y regular su aspecto energético más esencial.

Pranayama es la absorción, expansión y regulación de la energía vital (prana) a través de la respiración. Es la expresión misma de la respiración, en su aspecto más esencial.

Prana = Pra-an (pra=constante, contínuo; an=movimiento) -> “Lo que se mueve de forma continua” = lo animado = que tiene ánima (alma) -> Animar = Alentar (aliento, respiración).

Ayam = A-yam (a-=sin; yam=restricción) -> “Lo que no tiene restricción = Expansión.

Pranayama = Expansión de la energía vital; de la expresión de la vida; del alma.

El principal objetivo de la práctica de pranayama es regular (activar, sosegar o moderar) a través de la respiración las diversas manifestaciones energéticas del organismo, para inducir estados o niveles de consciencia más profundos y elevados.

Para ello, establecido adecuadamente en asana, la respiración debe ser consciente y deliberada, reemplazando las formas inconscientes de la respiración. La regulación de la energía fundamental se logra a través de la interrupción o la influencia consciente sobre los movimientos respiratorios: inspiración y exhalación (YS, II.49).

“Pranayama comprende la regulación de la exhalación, la inspiración y la  suspensión de la respiración, modulando su duración y manteniendo esta modulación durante cierto tiempo. La mente debe centrarse en este proceso. Los componentes de la respiración deben ser, a la vez, largos y uniformes.” (YS, II.50; Desikatchar). “Las diferentes técnicas interna, externa y de suspensión de la energía fundamental, practicadas en base al espacio (recorrido por dicha energía), al tiempo (invertido en el recorrido) y al número (de respiraciones), se vuelven prolongadas y sutiles” (YS, II.50; TPH Twilight Archive). “Entonces la respiración trasciende el plano de la conciencia” (YS, II.51) y “se destruye el velo que oculta la luz.” (YS, II.52)

Existe mucha diversidad de técnicas de pranayama, tantas como opiniones y enseñanzas hay al respecto. Lo importante es aprender a escogerlas y usarlas adecuadamente en función de las necesidades y circunstancias particulares de cada persona. Muchas confusiones surgen por no haber comprendido cuál es la esencia del pranayama, mucho más vinculada a la práctica de la meditación que a la biomecánica muscular respiratoria o a la propia técnica de pranayama. Esto no significa que un buen dominio de la técnica no sea relevante, sino que la profundidad del pranayama tiene que ver más con la consciencia que con la técnica.

“A través de pranayama la mente adquiere la preparación y capacidad necesarias para una verdadera concentración (dharana)” (YS, II.53).

Pratyahara

Trata sobre la práctica de sujeción o control de los sentidos (indriyas). Es el ejercicio de retracción o retirada de la mente respecto a su vinculación e identificación con los sentidos.

Los sentidos son instrumentos mentales a través de los cuales la consciencia puede experimentar los objetos externos. Estos sentidos tienen dimensión cognitiva (jnanendriyas) y dimensión expresiva (karmendriyas). Los sentidos del olfato, gusto, vista, tacto y oído son cognitivos, es decir, le sirven a la mente para conocer el entorno. Mientras que los “sentidos” de piernas, manos, recto anal, órganos reproductores y boca son expresivos, es decir, le sirven a la mente para interaccionar con el entorno.

Pratyahara consiste en retirar la mente de los efectos distractores de los sentidos (YS, II.54), para poder proyectarla hacia estados de meditación.

“La disposición o indisposición de retirar la atención sobre la experiencia sensorial, representa una línea divisoria entre aquellos que pueden experimentar una verdadera meditación y aquellos que solamente experimentan relajación física o algún tipo de relajación mental.” (Swami J.B.)

Pratyahara es una etapa fundamental en el proceso de concentración y meditación, ya que la esencia del objeto que se pretende conocer a través de la meditación está más allá de la experiencia sensorial. El objeto no puede ser conocido profundamente a través de los sentidos. Por tanto, es imprescindible trascender la interacción e identificación de la mente con el mundo sensorial para poder dirigirla hacia un objeto estable de concentración.

“De esta forma, con la abstracción sensorial, se logra la sujeción total de los sentidos.” (YS, II.55).

Dharana

Dharana es el proceso de fijar la atención de la mente hacia un único objeto o punto (YS, III.1).

La capacidad de concentración deviene más fácilmente y más profundamente cuanto más estable está la mente. Para ello, es necesario cultivar activamente (kriya) las actitudes adecuadas (yamas y niyamas), así como perseverar en el estudio y la práctica (abhyasa, asana y pranayama), con el fin de aquietar la mente de forma introspectiva (pratyahara). Es de gran ayuda incorporar en nuestros hábitos la práctica y el estudio de los 5 pasos descritos anteriormente.

Si este cultivo activo no se realiza con la suficiente diligencia y dedicación, lo más habitual es que el esfuerzo de concentración se traduzca en una gran batalla de la mente consigo misma. Toda práctica o ejercicio consciente del cuerpo en el contexto del yoga, tiene como principal objetivo una sola cosa: calmar y estabilizar la mente. Sin este requisito, es difícil concentrarse.

Por eso hay mucha gente que se siente incapaz de concentrarse o de silenciar su mente, pensando que la meditación no está a su alcance. Y algo de cierto hay en ello. La buena noticia es que esa incapacidad se puede entrenar y gracias a ese entrenamiento la concentración se vuelve mucho más natural y valiosa.

A menudo se tiende a pensar que una sesión de meditación no ha sido suficientemente buena porque no ha surgido ninguna experiencia relevante o trascendental. La realidad es que basta con mantener unos pocos segundos la atención focalizada en un solo punto para que surja el estado de concentración.

Atención fija = Concentración

Dhyana

Dhyana es el proceso de mantener la mente concentrada en único objeto o punto, de forma continua e ininterrumpida (YS, III.2).

La mente distraída necesita ser enfocada por medio de la atención, para que surja así la concentración (dharana). De pronto surgen nuevas distracciones que alejan la mente de dharana, en un proceso que va y viene. Pero cuando cesan las distracciones y la mente se mantiene concentrada de forma continua, ese es el estado de meditación propiamente dicho (dhyana).

A veces ese estado de concentración en el objeto se produce en forma de ráfagas o series, no de forma continua, pero también se considera dhyana. En cualquier caso, es la característica de no interrupción o distracción de la atención lo que permite a la concentración transformarse en meditación.

Atención fija = Concentración

Concentración ininterrumpida = Meditación

 

 

ashtanga yoga

Samadhi

Samadhi es la absorción o integración de la mente en el objeto de meditación (YS, III.3).

Durante la meditación existe un “observador observando lo observado”. Aún existe conciencia de sujeto activo, objeto pasivo y proceso de interacción. Cuando estos tres aspectos colapsan y se integran entre sí, surge entonces la experiencia profunda y esencial del objeto. La absorción o integración completa en el objeto de comprensión es samadhi.

Atención fija = Concentración (dharana)

Concentración ininterrumpida = Meditación (dhyana)

Meditación continuada = Integración (samadhi)

Cuando este triple proceso se practica como si fuera uno solo se denomina Samyama. La singularidad del proceso de samyama es natural, ya que el propio proceso de introspección mental a través de la atención, la concentración y la meditación van unidos.

Los factores que condicionan la capacidad de profundizar en estos estados introspectivos dependen de la estabilización de la mente. Por el contrario, cuando la mente es inestable, experimenta distracciones y regresa hacia niveles de atención más superficiales. La metáfora del lago o el vaso de agua nos ayudan a entenderlo mejor:

  • La mente es como un lago más o menos revuelto por las piedras (pensamientos) que se arrojan en ella. Cuantas más piedras, más agitación de su superficie… y los reflejos de la luz en esa superficie agitada no permiten ver más allá. Pero cuando cesa el bombardeo de piedras, entonces el lago se calma y su superficie se aquieta tanto que podemos llegar a ver el mismo fondo del lago (nuestra esencia).
  • La mente es como un vaso de agua más o menos turbia. Cuando agitamos el vaso, más turbia se vuelve el agua… y cuanto más aquietamos el vaso, antes sedimentan sus partículas (pensamientos) y el agua del vaso se vuelve cristalina y clara… Así podemos ver lo que hay en ella realmente.

Samyama, entendido como proceso de meditación en su espectro más amplio, tan solo es una herramienta. El objetivo último no es dominarla sin más, sino utilizarla para desarrollar la capacidad de explorar nuestro mundo interior y tratar de averiguar (y experimentar) cual es la esencia de la consciencia…  ¿Qué / quién soy yo?

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